Ya pensaron qué hacer el fin de semana? Yo hoy les traigo una reseña de mi visita a Gugas, y una idea de actividad para el fin de semana, bonita y barata.
Resulta que mi hombre, tan mencionado en todos los posts, tiene familia en Puntarenas, y pasó mucho tiempo de su niñez allí, así que un día, cuando estábamos cumpliendo 10 meses, hace casi dos años (OMG) me propuso que fuéramos un domingo en la tarde a pasear, y nos fuimos en bus de 3 p.m., llegamos a las 5 p.m. vimos el atardecer en la playa, comimos en este mismo restaurante, y volvimos en el último bus a San José, a las 7:30 p.m.
Es cansado, claramente, pero es rico de vez en cuando salir de San José, y aunque sea ver la playa un ratito, quitarse los zapatos y caminar por la arena, y nada más sentir un ambiente distinto al diario.
Pues después de eso hemos vuelto al puerto bastantes veces, pero a quedarnos, en cabinas, o casas de abuelas, y sin volver al restaurante que fuimos esa vez, del cual teníamos una muy buena impresión y buenos recuerdos (basicamente pensábamos "la verdad no es tan caro, porque los platos son grandísimos" -ese día fuimos porque era como lo único abierto como más de cenar que nos encontramos).
Pues el fin de semana pasado volvimos, el mismo día ida y vuelta, e intencionalmente al mismo restaurante:
Pues bueno, Gugas es en el puro puerto, 100 m. hacia el pueblo del banco de Costa Rica del Paseo de los Turistas, es de tamaño mediano/grande, abierto, muy limpio y con muchas plantas. En general, bastante agradable.
Tiene, como pueden ver, un barcito con una barra, donde en las noches debe de ser una gozada, y mesas comunes y corrientes, de madera, con mantel blanco con cubre mantel rojo, y sillas de madera con respaldar alto. Ojo que cuando digo comunes y corrientes me refiero a que es el estándar, según mi apreciación.
La atención, pues la verdad, me pareció excelente: cambio de cenicero a cada rato (el hombre fuma), mucha cordialidad, las 2 personas que nos atendieron muy sonrientes y hasta se veían ansiosas por atendernos bien, y con uniforme, una camisa tipo polo anaranjada, lo cual facilita mucho su distición.
Sin ver el menú pedí un tropical de fresa (soy adicta), pero no había, ni modo, pero entonces me ofrecieron fresco de pulpa, lo cual yo sinceramente dudaba (casi siempre que hay "fresco natural de fresa" en un restaurante es puro fresco de paquete), pero lo pedí, y el hombre uno igual. Resultó que era un frescote que pensé que me iba a costar 3 mil pesos, el vaso grante y bien frío, para ese calorote, y yo diría que 70/30 la proporción pulpa/polvo, así que de verdad si estaba muy rico, y al final costaba 950 colones + impuesto.
Luego, decidirnos por la comida, obviamente queríamos mariscos, y al final los 2 nos antojamos de camarones. En realidad, los precios son altillos, pero es una buena comelona. Cada uno de los platos que pedimos estaba entre 5.500 y 6 mil colones, y de verdad, no necesitan entrada, y es más, capaz y ni les cabe completo.
El hombre se pidió de un solo camarones al ajillo, yo duré un ratito decidiéndome entre corvina empanizada y camarones empanizados, al final, como ya les soplé, me antojé de los camarones.
Los dos platos venía con ensalada y papas fritas. Claro, son platos gordísimos, así que si están a dieta habría que reconsiderar las opciones, pero vale la pena ahorrar calorías y monedas e irse a pegar el gustillo de vez en cuando.
Bueno, los camarones al ajillo son estos:
El plato es de esos grandes como de 20 cm., casi completamente lleno de comida, y atestado de camarones, de verdad, un montón de ellos, apuñaditos, con buena salsa y cebollita. Me fascinó el plato a la vista, inmediatamente daban ganas de mandárselo de un solo. Al hombre le encantaron, y quedó tan contento que ni les digo, a mi me parece que de verdad estaban riquísimos, se les pasó un poco el comino, pero volvería por ellos sin pensarlo dos veces.
Después mis camarones empanizados:
Esos si que los re amé! mi única leve queja es que los más grandes estaban mini crudos, pero nada peligroso ni feo realmente (los camarones crudos crudos son tóxicos, hasta en el sushi los sumergen unos segundos en agua hirviendo antes de servirlos). El empanizado estaba rico rico, y yo con eso soy medio necia, porque también me ha pasado mucho que se les pasa de condimentos o así, pero este me encantó, y eran tantos camarones, que dejé un poquito de ensalada y la mitad de las papas, y quedé llenisísima.
Los camarones al ajillo se veían como menos, pero en realidad yo creo que eran la misma cantidad, el asunto es que al cocinarlos al ajillo duran más en el fuego, por lo que se encongen un poquito más (por si van y lo notan, vale hacer la aclaración).
Y ese fue Gugas, un restaurante de mariscos para la semana de mariscos, en el puerot, que queda a sólo 2 horas de San José en bus (nosotros fuimos en bus), y que vale completa y totalmente la pena. Hace tiempo no estaba tan satisfecha con un restaurante, se los juro que cada que pueda, vuelvo.
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